miércoles, 25 de enero de 2012

Microrrelato

Marta descolgó con desgana el teléfono y habló:
-¿Diga? Sí, Fernando Góngora es mi esposo, ¿porqué lo pregunta? Como que un accidente..., no puede ser..., ¿donde está?... ¿Muerto?
Marta palideció y su mente quedó en blanco por unos segundos.
La puerta se abrió y Fernando entró como siempre, con andar lento y cansado.
Ella, como un resorte, se arrojó a sus brazos, y le dio un abrazo y un beso.
-Ha debido ser un error -dijo-. Me acaban de llamar diciendo que has tenido un accidente y que..., bueno, que..., que has muerto.
No es ningún error, el error, es que para que me dés un beso y un abrazo, me haya tenido que inventar esta mentira...
David

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