lunes, 5 de marzo de 2012

No nos despertéis todavía

Es lunes, el despertador suena a las siete, como siempre. Salto de la cama y me meto en la ducha. Dejo a mi mujer apurar cinco minutitos más sus sueños, está tan bella mientras duerme... Me asomo al cuarto de los niños, también siguen dormidos. Procuro no hacer ruido al deslizarme al baño. Ducha, afeitado, dientes, lo de todos los días. Cuando regreso al cuarto Blanca ya está casi vestida. Me reprocha que no la haya despertado, ya va tarde, por respuesta le doy un beso.
Preparamos café, lo tomamos en silencio, cada uno de nosotros sumido en nuestros pensamientos. Ella seguro que anda cavilando sobre las escaleras que ha de limpiar hoy, también le habrá dado alguna vuelta al mal humor de la encargada de su zona, a la que las chicas llaman la collares, por lo que manda, por su atuendo y porque parece la generalísima, pero seguro que a lo que más vueltas le ha dado es a que con sus 700 euros al mes, tenemos que salir adelante los cuatro...
Yo mientras tanto, pienso en que ayer me dijeron en el bar del Sebas que quizás necesitaran un comercial para una nueva empresa que dos muchachos, sin duda atrevidos, andaban montando, que no pagarían mucho porque empezaban sin un duro, pero que lo que buscaban era salir adelante y que ya vendrían tiempos mejores, y que quién sabe, a lo mejor ahí había una posibilidad. No le he dicho nada a Blanca, siempre se pone muy contenta cuando le doy alguna esperanza de un posible trabajo y demasiado triste cuando la cosa no sale bien, así que vamos a ver como sale la cosa. El chabal en cuestión desayunará hoy donde el Sebas a las nueve y media, haber si me da tiempo después de dejar a los niños en el colegio a verlo...
Mi mujer termina su café, se deja el último trago, como siempre, dice que le sabe muy mal ese trago y me da un beso. Se asoma al cuarto de los niños, me indica donde está la ropa que les he de poner hoy y se va.
Preparo los desayunos, leche con colacao para Marcos y el viverón de Claudia. Se van desperezando, pero al final se despiertan. Cantamos aquello de "Juan pequeño baila" y lo de "un tallarín, que se mete por ahí", y entre risas y canciones, los visto y nos encaminamos al cole de Marcos y a la guarde de Claudia.
La primavera se va acercando a pasos agigantados. Ayer conseguí convencer a Blanca para bajar a los niños al parque y tomarnos el primer vaso de caracoles de la temporada. A los niños les encantan, y a nosotros, igual o más que a ellos, y sobre todo, lo que nos gusta es verlos reír, y ser felices, aunque no tengan la última Barby o la Play 3.
A las 09:20 llego al bar del Sebas. Me pregunto al ver locales como el suyo, donde está la crisis, porque el personal sale por la puerta. Quizás sea porque vende la tostada y el café con leche a 1,40€, y a esos precios la gente si se puede permitir el lujo de desayunar fuera.
Me hago un hueco en la barra y mi amigo, con una seña me pregunta si quiero lo de siempre. Le indico que sí, y un humeante café con leche, acompañado de una tostada con rodajas de tomate natural, aceite y ajo aparecen a los pocos minutos.
Alguien ha dejado descuidado el diario Córdoba de ayer en la barra y lo hojeo.
Me voy directamente a la sección de deportes, y aunque ya lo leí, vuelvo a leer el artículo en el que se habla del gol de Fede Vico y de como lo celebró con sus compañeros. Qué pedazo de artículo, me pone la carne de gallina.
-¿vio usted el partido? -Pregunta alguien a mi lado-.
-Sí, si que lo vi, por fin nos quitamos la espinita de sacar tres puntos fuera de El Arcángel ¿no le parece?
-Fue más que eso -me dice el desconocido-. Fue la unión entre los jugadores, y entre los jugadores y la afición, yo llevo una década siguiendo al club y nunca había visto algo así, ni cuando se ascendió contra el Cartagonoba, ni contra el Huesca...
-Es verdad señor, en la calle se habla del Córdoba no del Madrid, los niños piden camisetas blanquiverdes, no azulgranas o merengues, y se respira una ilusión muy bonita. Hace algunos años, cuando era abonado, yo fui a el Arcángel durante temporadas muy duras, y oí a los fondos cantarle al equipo cosas durísimas como "esa camiseta no la merecéis", y ahora aunque lo vea desde mi casa no sabe usted cuanto me alegro de la campaña que el Córdoba está haciendo.
-¿Le puedo preguntar porqué ya no es usted abonado?
-Por la crisis. Perdí mi empleo, y hubo que recortar de aquí y de allá, y los placeres fueron los primeros que pasaron a un segundo plano. Precisamente he venido aquí a desayunar porque el Sebas me dijo que hoy se pasaría un señor que acaba de montar una empresa y que anda buscando un comercial.
-Así es, ha sido el Sebas el que me ha indicado quién era usted. Yo en efecto busco a alguien para una empresa que he puesto en marcha, pero no lo encuentro, y llevamos buscando un tiempo. Buscamos a alguien que sepa transmitir algo de optimismo en estos tiempos que corren, un poco de luz en esta oscuridad en que está sumido todo...
-Mire, yo también buscaba eso este año. Sabe, perdí mi empleo como le dije hace quince meses, vivimos mi mujer, mis dos hijos y yo, con el sueldo de ella que por cierto, no es para tirar cohetes, la mitad se lo lleva el alquiler, y gracias que el piso me lo alquila un primo lejano, el que se está portando y hay meses que me cobra menos e incluso ni me cobra, si no, no sé como estaríamos tirando. ¿Sabe como sobrevivimos? Con el amor que nos tenemos mi mujer, los niños y yo. No perdiendo nunca la esperanza, la ilusión de que vendrán tiempos mejores, refugiándonos en la sonrisa de nuestros hijos. Y cuando eso no es suficiente, busco algo de fuera que me evada de estos momentos difíciles que estamos viviendo, y yo personalmente, lo he encontrado en el Córdoba. Cada partido, cada victoria, cada gol, cada cántico de la grada, me da un poco de aliento y de esperanza. Aveces comparo al Córdoba conmigo, ese ser que camina contra viento y marea, soñando con tiempos mejores, y luchando con todo lo que se le ponga por delante, a sabiendas de que más tarde o más temprano, logrará su objetivo, por más contras que le pongan y más obstáculos que haya que derrivar. Sabe, el otro día, paseaba por el vial y me encontraba con uno de nuestros jugadores, que también daba un paseo, me acerqué a él y le dije: "por favor, no nos dejéis despertar todavía, dejadnos soñar un poco más, porque con vuestro esfuerzo, estáis alimentando la ilusión de mucha gente y la esperanza de algunos, que como yo, solo tenemos la alegría que nos da el Córdoba cada semana para seguir adelante". El me prometió que el sueño no iba a terminar aún, y yo le prometí que tampoco cejaría en mi empeño de buscar un trabajo con el que mejorar la situación de mi familia.
-Creo que usted es la persona que estábamos buscando. Acábese el desayuno que tenemos mucho por hacer...
 
@davidag2008

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